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Nosotros los ciudadanos (III de III)

Tercera y última entrega de la carta de Marcos González Sedano:

Es mentira y además no es necesario que los seres humanos hayan nacido para sufrir. En la psicología de masas es imprescindible, para dominar, hacer creer a tus adversarios o a la sociedad a la que pretendes cautivar que en ella misma está la causa de sus males. Si tienes los medios apropiados es solo cuestión de tiempo, sobre todo en una sociedad en la que ha desaparecido el contrapoder, es decir, la sociedad civil organizada, hoy en la nómina de la elite.

Es difícil romper el círculo donde nos encontramos, pero no imposible. Es imprescindible dibujar un nuevo marco de relaciones. Definir los elementos mínimos para la firma de un nuevo contrato social es hoy el objetivo, y que el conjunto de ciudadanos los acepten como suyos. A partir de ahí todo es cuestión de cambiar la correlación de fuerzas global y local, hoy muy desfavorable a los ciudadanos de a pie.

¡A la calle que ya es hora...! Los ciudadanos no podemos permitir que los que han generado la crisis salgan fortalecidos de ella. Hay que hacer cambios estructurales, pero no en la línea que se nos está planteando. De esta, su crisis, hay que salir con mayor cohesión social, hay que ir a una nueva formulación de la democracia, recuperar la soberanía de los ciudadanos, definir un nuevo modelo de desarrollo, de producción y de consumo, garantizar una vida digna y plena a todas las personas, el derecho a la libertad individual y colectiva sin estados parapoliciales, el acceso a una cultura real y a todos los medios de comunicación y su control por parte de la ciudadanía, impidiendo que jueguen el papel de control de masas por parte de la elite, recuperar el principio de trabajar para vivir y no a la inversa (jubilación a los sesenta y treinta horas de trabajo semanales), poner el avance tecnológico al servicio de los seres humanos en su conjunto y no de un puñado de privilegiados. Además es un deber de las sociedades avanzadas impedir que mueran millones de personas de hambre o enfermedades ya erradicadas en los países enriquecidos. Hay que acabar con las guerras y desmantelar la industria militar. No hay enemigos, son un invento de la elite global. Hay que garantizar la cultura de los pueblos y romper la tendencia al pensamiento único. Todas las comunidades tienen derecho a su soberanía alimentaria y a la salud. La vida no puede estar patentada por un puñado de multinacionales. Hay que
re-ecologizar el planeta.

Ahí deben radicar las bases del nuevo contrato social global. Ayer era ya tarde. Hoy todavía es posible. La utopía es la que hace avanzar a la humanidad. Humanicemos a los humanos.



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